Biden recupera terrero para Obama en el debate vicepresidencial

*El debate entre vicepresidentes ha supuesto un soplo de aire fresco para Obama: Biden recuperó terreno, quedando muy igualado con Paul Ryan. 
El vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, trató hoy de marcar un profundo contraste con su oponente republicano, Paul Ryan, en un tenso debate vicepresidencial en el que repasaron desde la economía hasta la relación con Siria e Irán.

Un agresivo Biden, que no dudó en interrumpir a su rival o reírse durante algunas de sus afirmaciones, se enfrentó en la universidad Centre College de Danville (Kentucky) a un comedido Ryan, que se esforzó en sobrellevar con entereza los ataques.

Como habían previsto ambas campañas, Biden y Ryan se enzarzaron hasta casi el final del debate en un combativo diálogo interrumpido a menudo por la moderadora, Martha Raddatz. "Creo que esta noche habrán detectado mi frustración con la actitud (de los aspirantes republicanos) hacia el pueblo estadounidense", dijo Biden al cierre del debate, cuando criticó el vídeo en el que el candidato republicano, Mitt Romney, afirma que no le preocupa el 47% de la población "dependiente del Gobierno".

"Está hablando de mi padre y mi madre. Está hablando de los lugares en los que crecí, de mis vecinos, de la gente que construyó este país", apuntó el vicepresidente, que puso el acento en la defensa de la clase media.

Economía
Por su parte, Ryan escogió la situación económica como caballo de batalla y aseguró que los estadounidenses "merecen algo mejor" que las políticas de Obama, que han dibujado un panorama que "no parece una recuperación económica".

Ryan protagonizó uno de los momentos más comentados del debate cuando la moderadora le pidió citar "áreas concretas" en las que haría los recortes de impuestos del 20 por ciento previstos en su plan de presupuesto. El congresista republicano explicó que pretende "empezar con los ricos y trabajar en un plan con el Congreso", lo que no satisfizo a una moderadora que seguía preguntando por algo "concreto" y a Biden, que pedía "traducir" lo que decía su oponente.

Libia, Irán y Siria
El de hoy fue también el primer debate que incluyó temas de política exterior, empezando por Libia, a raíz del ataque del pasado 11 de septiembre contra el consulado estadounidense en Bengasi (Libia), donde falleció el embajador Chris Stevens. "Vamos a ir hasta el fondo y donde sea que los hechos nos lleven vamos a explicárselo al pueblo estadounidense, porque si cometimos errores no debemos repetirlos", señaló Biden, mientras que Ryan criticó que a Obama le llevase dos semanas "reconocer" que el asalto fue un "ataque terrorista".

En cuanto a Siria, Biden presionó a Ryan para que aclarase si la candidatura republicana está a favor de enviar tropas estadounidenses allí, a lo que su rival comenzó diciendo "no" y terminó concediendo que lo haría "sólo si está en el interés nacional de EEUU". Biden alertó de que intervenir en Siria desencadenaría "una guerra regional" y su rival acusó al Gobierno de Obama de "externalizar" su política exterior a la ONU.

Irán entró en el debate con la afirmación de Ryan de que, durante el mandato de Obama, el régimen de Teherán ha pasado de "tener material para una bomba nuclear a tenerlo para cinco", ante lo que Biden pidió "calma" porque los iraníes "no tienen ningún arma en estos momentos". "No vamos a permitir que Irán adquiera un arma nuclear y punto", reiteró el candidato demócrata, que también aseguró que la fecha de retirada estadounidense de Afganistán en 2014 es inamovible.

Ante la petición de Ryan de "reevaluar la situación" en 2013, con el fin de "no avisar a nuestros enemigos de que nos vamos y puedan volver", Biden subrayó que es necesario poner una fecha para que los afganos asuman la responsabilidad de la seguridad de su país.

El aborto
Los contendientes llegaron a un punto delicado cuando Raddatz les pidió expresar su opinión sobre el aborto, teniendo en cuenta la fe católica que ambos comparten. Ryan aseguró no entender "cómo una persona puede separar su vida pública de la vida privada y su fe" y afirmó que su postura contra el aborto se basa en que "la vida comienza con la concepción".

Biden replicó que como hombre de fe, comparte el dogma expresado por Ryan en su vida personal, "pero al contrario que mi amigo el congresista, me niego a imponérsela a otros".


Las encuestas: ¿quién ganó?
Las primeras encuestas de opinión de varios medios estadounidenses difieren sobre si el debate lo ganó el vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, o su rival republicano, Paul Ryan.

Un sondeo de la cadena CBS entre 431 votantes indecisos y con un margen de error de +/- 5 puntos indica que un 50 % cree que ganó Biden, un 31% se decanta por Ryan y un 19 % opina que hubo empate.

Sin embargo, otra encuesta de la cadena CNN muestra que un 48% de los entrevistados considera que ganó Ryan y un 44 % opina que el vencedor fue Biden, lo que se traduce en un empate técnico si se tiene en cuenta que el margen de error es de +/- 5 %.

 

Invitados a un falso dilema


Por Alberto Medina Méndez

Director de Corrientes Opina y Periodista de Radio Dos




Los que obtienen mayorías circunstanciales en los procesos electorales creen en aquella dinámica por la que los que más votos suman, siempre tienen razón.


En realidad, la democracia, es el modo menos imperfecto que las sociedades han encontrado para vivir en armonía, pero queda claro que una interpretación inadecuada de su espíritu, una tergiversación de su esencia, la convierte en un perverso sistema por el que las mayorías someten a las minorías a su antojo, imponiéndoles una forma de vida, quitándole derechos e inclusive acallando a los que piensan diferente, solo por ser menos.


En ese esquema, los mas han desarrollado una idea que los moviliza y orienta, una muletilla, un lugar común, una frase hecha, que los hace reaccionar cuando en sus discusiones no consiguen aportar argumentos suficientes que expliquen su posición con solvencia y demuestre sus razones.


En esos debates, cuando las explicaciones ya no pueden sostenerse, plantean una invitación poco amistosa, bastante agresiva pero fundamentalmente falaz, diciendo “ si no estás de acuerdo con lo que se está haciendo, organiza un partido político, preséntate a la próxima elección y obtiene la mayoría para que esa idea reemplace a la actual”.



Esta proposición, además de surgir de la impotencia intelectual de no poder mantener un intercambio de ideas civilizado, también nace de una lógica casi deportiva por el cual uno gana y otro pierde, y si quiere revancha debe triunfar en el próximo encuentro.


No se entiende la esencia de la democracia y mucho menos de la república. Las personas que se eligen en un proceso electoral son “mandatarios”, es decir personas que aceptan del mandante su representación. Son delegados de los ciudadanos y no más que eso.


No se trata ni de jefes, ni de amos, menos aun de reyes. Son eso, empleados de la ciudadanía, de hecho cobran una remuneración por esa tarea, y los recursos que pagan esa compensación son los que los habitantes de una comunidad aportan para financiar esa modalidad.


Cuando un mandatario no encarna acabadamente la visión de sus representados, los ciudadanos pueden sentir que han dejado de ser interpretados como corresponde.


Pero lo más importante, es que los ciudadanos en democracia, en este deambular, no pierden sus derechos, es decir que la libertad de expresión, de conciencia, la posibilidad de peticionar y exigir a los representantes elegidos no se ve vulnerada entre un turno electoral y el siguiente.


Como ciudadano no tienen porque “esperar” a los próximos comicios para decir lo que se piensa, para quejarse y plantear lo que no parece correcto.


Tampoco los ciudadanos debemos conformar un partido opositor, ni sumarnos a él, ni ocuparnos de reunir votos suficientes para superar en número al oficialismo circunstancial.


Los políticos que compiten en una elección, son personas que se sienten en condiciones de representar a otros y entienden que pueden ofrecer posibles soluciones a la comunidad.


Los ciudadanos no están obligados a tener propuestas, ni a organizarse como partido político para triunfar en una elección. Pueden opinar, pensar, expresarse y quejarse, sin todo lo anterior.


Las obligaciones cívicas de un ciudadano pasan por ser parte de su sociedad, y si bien puede ser deseable que participe activamente de la vida en comunidad, lejos está de ser su obligación legal, y mucho menos moral, presentarse a una elección, ser candidato o tener propuestas.


Los oficialismos suelen molestarse con las críticas, algunos inclusive más de la cuenta, y esa crispación los hace reaccionar desmedidamente ante la impotencia que les genera no poder sostener una discusión con altura, por eso apelan a imponer su razón por el hecho de que son mas, sin comprender que la verdad no sigue una lógica matemática, de hecho los grandes descubrimientos de la humanidad, los cambios de paradigmas del progreso, fueron precedidos por un rechazo masivo de quienes no comprendían la virtud de lo nuevo.


Los gobernantes no llegaron hasta ahí en contra su voluntad, tomaron la decisión personal de ser parte del sistema, se postularon en sus propios partidos, se presentaron a la elección y consiguieron el apoyo suficiente para ocupar esas posiciones de representación.


Otros ciudadanos han elegido dedicar sus vidas a otras cuestiones, y esa es una decisión legítima e incuestionable. Pero por ello no pierden su calidad de ciudadanos, de “mandantes” y por lo tanto pueden opinar cuando lo deseen y decir lo que les parezca, inclusive sin proponer solución alguna.


Esa deformación democrática que utilizan con manipulación dialéctica los poderosos de turno es un signo de impericia y sobre todo de incapacidad para comprender que en una democracia, lo importante es la vigencia de las libertades y los derechos de los ciudadanos por sobre toda otra cuestión.


El poder de la gente está en el uso de su libertad, en el ejercicio de sus derechos, y no en el circunstancial resultado electoral. La historia de la humanidad muestra como las mayorías se mueven de un lado a otro y como los “poderosos” siempre dejan de serlo en algún momento. El centro del sistema es el individuo y no los políticos.


Se trata en realidad de una perversa idea que tienen algunos, de querer proponer un juego que sin sentido alguno, pretende que los ciudadanos claudiquen en sus derechos y elecciones personales.


Los que se postularon para manejar la cosa pública, para gobernar, pues que hagan su tarea y que rindan cuentas de ello, no solo a los que los votaron sino a todos. No son el gobierno de una parte de la sociedad, sino de la sociedad en su conjunto y su deber no es representar a algunos sino a cada uno de los ciudadanos.


Mientras tanto, tendrán que acostumbrarse a tolerar la crítica, a aceptar el disenso, el pensamiento diferente y sobre todo a entender cómo funciona la democracia. Tal vez, un buen primer paso sea diferenciarla de una monarquía, porque no son reyes, solo mandatarios, por un plazo, por un tiempo, a préstamo. Tienen la oportunidad de gobernar con inteligencia, de hacerlo bien, de pasar a la historia y dejar un legado. Queda claro que muchos otros ya eligieron el camino del autoritarismo, del despotismo, la discrecionalidad y la corrupción. Así quedarán en la historia. No habrá premios para ellos.


Algunos, aun no comprenden cómo funciona una sociedad civilizada, con ganas de vivir en armonía y siguen proponiendo silencio ciudadano o disputar la mayoría en un acto electoral. Están invitando a un falso dilema.



 

Liberalismo vs. Totalitarismo



Ezequiel Spector, profesor de Derecho y Filosofía, nos cuenta un poco más acerca del liberalismo y el totalitarismo en el Festival LibreMente. Dicho festival se llevó a cabo en el Teatro Cubo, y fue organizado por el Instituto Amagi con la ayuda del Partido Liberal Libertario.
 

Diferencias entre Liberalismo y Neoliberalismo


*Se utilizan a diario como sinónimos pero tienen muy poco en común. Uno defiende la libertad de los ciudadanos, el otro el mercantilismo entre empresas y Estados.

Los liberales y neoliberales no solo no comparten principios, sino que tienen visiones opuestas entre sí. El neoliberalismo ha sido fomentado y promovido por los Estados en conjunción con las grandes corporaciones, que a su vez controlan los medios de comunicación. Han creado un grupo dominante (políticos y grandes empresarios) que manipula y somete al resto de ciudadanos mediante leyes echas ad hoc para mantener su estatus de casta. Y utilizan los medios de comunicación, convertidos en plataformas de lavado de cerebro, haciendo creer a los ciudadanos que las medidas se toman por el bien común. Esto tiene un claro paralalismo con las sociedades de los siglos XVIII o XIX en la que las personas no eran ciudadanos sino súbditos y los liberales combatían las prebendas de la nobleza y el lavado de cerebro realizado por el clero.
Por eso, aunque se parezcan en su nombre, no debemos confundir ambos conceptos. Basándome en las definiciones que de ambos conceptos da la Wikipedia voy a tratar de definirlos y de mostrar sus diferencias:
El liberalismo es un sistema filosófico, económico y político, que promueve las libertades civiles; se opone a cualquier forma de despotismo, suscitando a los principios republicanos, siendo la corriente en la que se fundamentan la democracia representativa y la división de poderes.
Aboga principalmente por:
  • El desarrollo de las libertades individuales y, a partir de ésta, el progreso de la sociedad.
  • El establecimiento de un Estado de Derecho, donde todas las personas sean iguales ante la ley, sin privilegios ni distinciones, en acatamiento con un mismo marco mínimo de leyes que resguarde las libertades de las personas.
El liberalismo surgió de la lucha contra el absolutismo, e inspiró en parte la organización del Estado de Derecho, con poderes limitados -que idealmente tendría que reducir las funciones del gobierno a seguridad, justicia y obras publicas- y sometido a una constitución, que permitió el surgimiento de la democracia liberal durante el siglo XIX la cual se encuentra vigente en muchas naciones actuales, especialmente en las de Occidente. El liberalismo al promover la libertad económica despojó a las sociedades donde pudo aplicarse de las regulaciones económicas del absolutismo permitiendo el desarrollo natural de la economía de mercado y el ascenso progresivo del capitalismo.
En política económica internacional el liberalismo defiende la libre circulación de los capitales (ya que el libre comercio es común a todas las teorías liberales) y en la libertad de circulación de personas, basado en la convicción de que el libre flujo de las inversiones resultantes y la movilidad de personas favorece a los países pobres, que reciben aportes de capital de los países ricos, y los países ricos se benefician de la oferta material y laboral de los países pobres. En política económica interna abogar por la mínima intromisión de los gobiernos en los mercados (como el laboral), la privatización de las empresas públicas y el desmantelamiento del Estado Paternalista para que el costo de su ineficiencia no sea traspasado a los ciudadanos.
Por su parte, el término neoliberalismo  hace referencia solo a una política económica que pretende reducir al mínimo la intervención estatal en materia económica y social, defendiendo el libre mercado capitalista como mejor garante del equilibrio institucional y el crecimiento económico de un país. Aunque el neoliberalismo no tiene un componente moral o filosófico, ya que solo se refiere a la cuestión económica, en los países donde se ha desarrollado con más fuerza ha ido siempre ligado a una moral muy restrictiva y profundamente conservadora, normalmente vinculada a posicionamientos religiosos.
El neoliberalismo, como política tecnocrática y macroeconómica (y no propiamente filosófica), tiene una dimensión mercantilista distinta al liberalismo económico propiamente dicho, es decir el neoliberalismo no es necesariamente sinónimo de mercado libre (sin trabas burocráticas ni privilegios sectoriales) razón que explicaría que sea asociado al corporativismo internacional.
El término neoliberalismo ha sido usado frecuentemente por los anticapitalistas (socialistas, comunistas, etc.) así como por algunos críticos del mercado libre (proteccionistas, postkeynesianos) de forma peyorativa como una generalización sobre cualquier posición que ponga límites a la intervención de los Estados en la economía. Sectores sindicales lo usan asimismo como epíteto frente a los intentos de recortar derechos laborales, conseguidos tras largos años de lucha, aunque los sindicalistas también lo emplean frente a las intenciones de recortar sus prebendas.
Liberalismo Vs. Neoliberalismo
Los defensores del liberalismo sostienen al menos las siguientes opiniones en general al respecto del neoliberalismo:
  • Rechazan el uso izquierdista del término neoliberalismo como una etiqueta falaz usada por algunos sectores de izquierda y de centro (e incluso de derecha) para descalificar sumariamente a sus adversarios políticos.
  • Rechazan el conservadurismo moral que suele ir ligado a las posturas neoliberales. El liberalismo, en cambio, defiende la libertad en todos los ámbitos, incluido el moral, por lo que defiende los derechos de las minorías y la libertad individual de conciencia.
  • Opinan que la reducción del Estado debe ser real hasta limitarlo a lo completamente imprescindible, siguiendo los principios liberales clásicos y no los “neoliberales”. Esto para evitar el mercantilismo empresarial y político o la entrega de preferencias a grupos de presión, multinacionales, o al poder político. Los liberales entienden que el neoliberalismo puede caer fácilmente en mercantilismo empresarial o “socialismo para ricos” o “capitalismo corporativista” debido a que preserva el intervencionismo en materia monetaria y de comercio exterior, además de reservarse la facultad de intervenir el sector privado con dinero público en tiempos de crisis (privatizar ganancias y socializar pérdidas), en contradicción con los postulados liberales. Del mismo modo no se puede considerar liberalización o privatización a la práctica del Estado de despojarse de cierta participación estatal de una empresa semi–privada o introducir a dedo otras empresas en un sector considerado monopolístico, pero manteniendo siempre su control gubernamental e incluso una política de subvenciones. De igual forma los liberales rechazan a los organismos internacionales o públicos supraestatales (FMI, OMC, BM, etc.) debido a que los consideran “monstruos burocráticos, intervencionistas e inútiles”.

 

Venezuela Elecciones 2012 - ¿Por qué ganó Hugo Chávez?

Según la página TodoMarketingPolítico, estas serías las siete explicaciones para entender por qué Hugo Chávez ganó las últimas elecciones en Venezuela:


1 – Chávez es un animal político


El presidente llegó a estas elecciones más débil que nunca: con cáncer; desgastado por 14 años en el poder; golpeado por crisis energéticas, carcelarias, la inseguridad desbordada y la alta inflación; y enfrentándose a un rival joven, atractivo y novedoso como Henrique Capriles, que lo puso a tambalear.Pero Chávez, uno de los fenómenos políticos de la historia contemporánea, logró sobreponerse a todos sus problemas. Después de 14 años en el poder, se ha enfrentado a numerosas dificultades y siempre ha sabido cómo salirse con la suya. Demostró una vez más que es imbatible en elecciones presidenciales: es la quinta vez que se impone (1998, 2000, referéndum revocatorio de 2004, 2006 y ahora 2012).

Convirtió sus defectos en fortalezas. Si estaba enfermo, mantuvo una campaña activa, que logró hacer pasar su enfermedad a un segundo plano. Como no podía caminar por su cáncer, fue recursivo y recorrió Venezuela montado en un camión. Se puso guantes de boxeo y recordó que “no había que bajar la guardia”. Bailó, cantó y bromeó con el cantante mexicano Vicente Fernández. Si en algún momento algunos pensaron que se iba a morir, Chávez convirtió su enfermedad en una prueba de fe, de religiosidad, de sacrificio y creó empatía. Si lo criticaron por ser agresivo y por dividir el país, impuso un mensaje de amor, de vida, de ser el “corazón de la patria”.

Orador hábil, con una chispa única, sus palabras calaron y marcaron la pauta. Serán recordadas frases como “por ahí anda el majunche pidiendo debate, quien va a debatir contigo muchacho, anda aprende a hablar primero. Eres un analfabeto político” o “a mí me gustaría tener al frente de contendor a un Betancourt, o un Caldera, un Carlos Andrés Pérez incluso. Me hubiera gustado enfrentarme a un peso pesado, no con la nada”. Capriles, que le huyó a la confrontación, terminó siendo definido por Chávez, como el “candidato del imperialismo”, mientras “el chavismo es el patriotismo. Ser chavista es ser patriota, los que quieren patria están con Chávez”.

Muy seguro de su victoria, en ningún momento pareció dudar. Todo lo contrario, le prometió a la oposición una paliza: “Van a fracasar, se arrepentirían de su vano intento, vayan preparándose para la derrota”.

Finalmente, a pesar de la inseguridad desbordada, se presentó como el garante del orden y la estabilidad, con la vieja premisa de que “más vale malo conocido que bueno por conocer”.

2 – Los defectos de Capriles

Desde que Chávez llegó al Palacio de Miraflores, nadie lo había hecho temblar como Capriles. Logró seis millones de votos, el doble de los que votaron en las primarias de la Mesa de Unidad Democrática y un récord para la oposición. Como escribió en la revista New Yorker el periodista estadounidense John Lee Anderson, “tomó mucho tiempo llegar a este momento, en el que Chávez se enfrenta a un oponente político viable”.

Su campaña de centro izquierda, respetuosa y no conformacional fue inteligente, pues no cayó en el juego de Chávez y fue a casar el electorado tradicional del presidente. Pero en su propio campo algunas voces criticaron esa estrategia. Capriles dijo que iba a profundizar y mejorar los programas sociales del gobierno. ¿Si son buenos, por qué entonces no votar por la persona que los creó, Hugo Chávez? ¿Por qué Capriles no contratacó cuando Chávez lo insultaba? ¿Por qué no insistió en los riesgos de relegir un presidente enfermo? ¿Por qué no fue más agresivo?

Vladimir Gessen, analista de la oposición, escribió que la campaña de Capriles cometió errores estratégicos, pues “fue relegada la Mesa de la Unidad, y alejados todos sus líderes naturales” por escoger personas en la campaña que no eran las más idóneas para entenderse con el resto de políticos y partidos que apoyaban a Capriles. Y concluyó que “al no tener como tema la unidad y la reconciliación, Capriles no tuvo más remedio que dirigir su oferta a los chavistas light y comenzar a reconocer éxitos del gobierno y –poco a poco- culminó en una propuesta electoral cuasi similar a la del gobierno”.

3 – El PSUV: una maquinaria poderosa

El Partido Socialista Unido de Venezuela, con dos millones de militantes, 15 gobernadores, 264 alcaldes y 91 parlamentarios es un enorme aparato de campaña. Tiene presencia en toda Venezuela y la maquinaria se extiende entre los empleados oficiales, en las fábricas nacionalizadas, las oficinas estatales, donde muchos funcionarios tuvieron que apoyar al presidente yendo a mítines, donando parte del salario o pegando afiches.

Poco antes de las elecciones, el Comando Carabobo, que organizaba la campaña chavista, dijo que a lo largo de Venezuela tenían “886 mil 345 patrullas, 13 mil 679 comandos de Campaña y 117 mil 054 testigos de mesa”. Más de 700.000 militantes se comprometieron a conseguir cada uno diez personas más que votaran por Chávez. Así prometían llegar a 6 millones 729 mil votos. A Chávez le fue mejor, sacó 7,4 millones de voces.

4 – El buen balance social del chavismo

Aunque la presidencia de Chávez tiene enormes defectos, en los 14 años en el poder logró avances sociales que le aseguraron una base fuerte, un voto duro y una conexión con millones de personas. Chávez terminó con 40 años de abandono estatal en los barrios pobres y logró imponer la idea de que sin él no hay futuro y que cualquier otro va a volver a olvidarlos.

Bajo la presidencia de Chávez, la Unesco reconoció que en Venezuela se erradicó el analfabetismo. Con sus petrodólares, llenó los barrios más pobres de programas sociales, sus misiones de salud, educación, vivienda. Aunque muchos critican la veracidad de las cifras que da el gobierno sobre sus logros, el diario británico The Guardian compiló datos que muestran que la vida de los venezolanos más pobres sí ha mejorado con Chávez. Entre 1999 y el 2011, el desempleo, pasó del 14,5 por ciento al 7,6 por ciento; el PIB por habitantes de 4,100 dólares a 10.810; la mortalidad infantil de 20 por mil al 13 por mil; la pobreza extrema del 23 por ciento al 8,5 por ciento. La inflación y la inseguridad son los dos enormes lunares de Chávez.

5 – Chávez es sinónimo de Estado, gobierno, partido…

Con Chávez no hay frontera entre los actos de gobierno, las decisiones del presidente, las políticas de Estado y el PSUV. Los recursos públicos son manejados sin mucho control e invertidos en misiones sociales. Tienen un marcado carácter clientelista. Una de las últimas, Misión Gran Vivienda Venezuela, le prometió casa a cuatro millones de personas…después de las elecciones. En algunas obras colgaban los afiches electorales del candidato presidente. Aunque Capriles prometió que no iba a desmantelar estos programas, la fidelidad al presidente que les cambió la vida, y el miedo a perder todas esas conquistas fueron determinantes entre gran parte de los pobres venezolanos.

6 – Omnipresente en los medios de comunicación

Una de las estrategias de Chávez para compensar su ausencia en las calles por su cáncer fue ocupar los medios. Si antes de estar enfermo ya era un presidente híper-mediático, en la campaña usó en exceso las cadenas, la comunicación pública y la propaganda de gobierno.

El sistema de medios públicos incluye seis canales de televisión, seis de radio, una agencia de noticias y tres periódicos. La oposición cuenta con varios diarios, pero solo tiene un canal, Globovisión que se ve por cable. Como si eso no fuera suficiente, Chávez abusa de las ‘cadenas’, cuando el Palacio de Miraflores decide que hay un mensaje esencial para la nación, todos los medios están obligados a transmitirlo. Según el diario venezolano de oposición El Nacional, desde el primero de julio, Chávez apareció 75 veces en público, hizo 31 cadenas que totalizaron 47 horas. Hubo cuatro veces más cadenas en el 2012 que en su campaña releccionista del 2006. En total, según el periódico francés Le Monde, tuvo ocho veces más presencia en televisión que Capriles.

7 – El factor miedo

Los insultos a sus rivales son casi una marca de fábrica del presidente Chávez. Si hace unos años los opositores eran “escuálidos”, en esta campaña Capriles fue el “majunche”. Chávez prometió en varias ocasiones el caos e incluso la guerra civil a Venezuela si no salía relegido. Algunos militares también se definieron como “combatientes bolivarianos, revolucionarios, socialistas, antimperialistas y chavistas”. Y entre los más pobres y los funcionarios, siempre los amenazaron con perder sus trabajos y sus beneficios si Capriles salía elegido. Hace 13 años, 2 millones de venezolanos dependían del Estado, ahora se calcula, extraoficialmente, que podrían ser 8,5 millones que trabajan en el gobierno o tienen ayuda estatal. Y eso representa cerca del 40 por ciento del padrón electoral.

 

La libertad económica aumenta lentamente a nivel mundial



La libertad económica alrededor del planeta se ha recuperado ligeramente desde que cayó durante la recesión mundial, de acuerdo a Libertad Económica en el Mundo: Informe Anual 2012, publicado anualmente en EE.UU. por el Cato Institute, con sede en Washington, y el Fraser Institute de Canadá.
Luego de caer por dos años consecutivos tras una prolongada tendencia de aumentos, el puntaje promedio aumentó de 6,79 en 2009 a 6,83 en 2010, el año más reciente para el cual hay información. En el informe de este año, Hong Kong retiene el puntaje más alto de libertad económica, 8,90 de 10 (un puntaje algo menor que el 9,01 del año pasado). El resto de los puntajes más altos este año son para Singapur, 8,69; Nueva Zelanda, 8,36; Suiza, 8,24; Australia, 7,97; Canadá, 7,97; Bahrein, 7,94; Mauricio, 7,90, Finlandia, 7,88; y Chile, 7,84. Bahrein y Finlandia son los nuevos países dentro del Top 10—reemplazando, notablemente, al Reino Unido (que cayó a la posición #12) y a EE.UU. (que cayó considerablemente a la posición #18). Chile es la décima economía más libre del mundo —aunque en el ranking del año pasado era la séptima— y continúa siendo la más libre de América Latina, seguida por Perú (#24) y Panamá (#39). Por su parte, Venezuela desplazó a Zimbabwe como la economía menos libre del planeta.
EE.UU., que por mucho tiempo fue considerado el abanderado de la libertad económica entre las grandes naciones industrializadas, ha experimentado un declive sustancial en la última década. Desde 1980 hasta 2000, EE.UU. fue calificada generalmente como la tercera economía más libre del mundo, ubicándose por detrás solamente de Hong Kong y de Singapur. Luego de aumentar constantemente durante el período entre 1980 y 2000, el puntaje a través del tiempo de libertad económica cayó de 8,65 en 2000 a 8,21 en 2005, y a 7,70 en 2010. El ranking de EE.UU. a través del tiempo ha caído estrepitosamente del segundo lugar en 2000 al octavo lugar en 2005 y a la posición #19 en 2010 (ranking no ajustado es #18).
Los ranking (y puntajes) de otras economías grandes en el índice de esta año incluyen a Japón, #20 (7,64); Alemania, #31 (7,52); Francia, #47 (7,32); Italia, #83 (6,77); México, #91 (6,66); Rusia, #95 (6,56); Brasil, #105 (6,37); China, #107 (6,35); e, India, #111 (6,26).
Las naciones en el cuartil más alto de libertad económica tenían un PIB per cápita promedio de $37.691 en 2010, comparado con $5.188 para las naciones en el cuartil más bajo, en dólares internacionales corrientes de 2010. En los países del cuartil más alto de libertad económica, el ingreso promedio del 10% más pobre era de $11.381, comparado con $1.209 en los países del cuartil menos libre, en dólares internacionales corrientes de 2010. Cabe resaltar que el ingreso promedio del 10% más pobre en las naciones más económicamente libres es más del doble del ingreso promedio general de las naciones menos libres. La expectativa de vida es de 79,5 años en el cuartil más alto comparado con 61,6 años en el cuartil más bajo, y las libertades políticas y civiles son considerablemente más altas en las naciones económicamente libres que en las naciones sin libertad económica.
El primer Libertad Económica en el Mundo: Informe Anual, publicado en 1996, fue el resultado de una década de investigaciones realizadas por un equipo que incluía varios Premios y más de 60 destacados académicos expertos en una amplia gama de campos, incluyendo a la economía, las ciencias políticas, el derecho y la filosofía. Esta es la edición No. 16 de Libertad Económica en el Mundo y la publicación de este año analiza 144 naciones para 2010, el año más reciente para el cual hay información disponible."
 
 
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